El jabón de Alepo debe su nombre a la ciudad Siria en donde se empezó a elaborar de forma artesanal hace más de 2000 años.
La estratégica localización comercial de Alepo atrajo a colonos de todas las razas y creencias, lo cual favoreció la expansión de su jabón. Parece ser que llegó a Europa en la Edad Media, en la época de las Cruzadas, y rápidamente su fama se expandió en todo el Mediterráneo, dando lugar a la producción de otros jabones.
Su exclusivo proceso de elaboración, que implica al menos 18 meses de curación, junto con las propiedades de sus ingredientes naturales lo convierten en un jabón único en el mundo.
Nuestra fórmula exacta se mantiene en secreto, pero esencialmente sigue los siguientes pasos:
Todo comienza en noviembre, con la recolección de la aceituna de la que posteriormente se extraerá el aceite de oliva. Una de las claves de su elaboración es la lenta cocción del aceite de oliva con la sosa caustica vegetal y el agua, hasta que se forma una pasta a la que se le agrega el aceite de laurel.
Una vez comprobada la excelencia de la pasta, se extiende sobre una superficie y cuando se endurece, se corta trazando líneas verticales y horizontales. Los jabones resultantes tienen una forma más o menos cúbica, y se estampan con el sello de nuestra familia de forma artesanal.
Finalmente, se almacenan durante meses apilados, dejando espacio entre ellos, en un lugar fresco, oscuro y seco. El aire y el paso del tiempo hacen que el jabón madure y se seque, presentando el jabón una corteza de color marrón y un espectacular interior verde intenso, que son sus colores característicos.
Nuestra experiencia, compromiso y rigor en la elaboración del jabón de Alepo, lo hacen único.